El tenista cordobés tuvo una ayuda divina que le dio un empujón para ganar el Argentina Open 2008.
Si hay alguien que, sin lugar a duda, tuvo en la tribuna alentando a miles de deportistas, no solamente en el fútbol, sino de muchas disciplinas de manera sorpresiva o premeditada, ese es Diego Armando Maradona, quien es el hincha número uno de la Selección Argentina aunque ya esté muerto desde el 25 de noviembre de 2020.
Y en una de las tantas ocasiones que el Diego se mostró en público como amuleto de la suerte fue para darle fuerzas al extenista cordobés David Nalbandián. En una noche épica del Argentina Open en 2008, el astro del fútbol mundial alentó sin parar al oriundo de Unquillo frente al italiano Potito Starace, a quien derrotó por 4-6, 7-6 y 6-4 en la cancha central bajo un clima picante muy parecido al de una Copa Davis entre dos países.
Días después del encuentro en cuestión, según El Gráfico, el tano afirmó: “Me insultó desde que comenzó el partido. Diego me hizo perder la cabeza. Me dirigí al árbitro y le dije: ‘O lo callas o le doy con la raqueta en los dientes”. Pero el enojo no era solo por eso: no sólo había sido derrotado en un partido que estaba a punto de ganar, sino que él era hincha de Napoli y gran fanático del 10. Su ídolo lo sacó de quicio y lo hizo perder un partidazo que lo tenía al alcance de la mano.
La anécdota terminó con Maradona firmando una camiseta y se la regaló personalmente con motivo de disculpas por haber gritado durante el partido de tenis, algo que está prohibido. Por otro lado, el cordobés era número 11 del mundo ese año, pero esta vez el apoyo del más argentino de todos jugó a su favor: luego pasó a la final y gritó campeón tras vencer a su colega y compatriota José Acassuso.